lunes, 7 de marzo de 2011

Don Manuel

 En mi vida, estoy seguro que debo mi afición a tres personas. Mi padre, que me subía a su Iso bicilíndrica entre el depósito y él, cuando ni siquiera llegaba a los reposapiés, y recorría Km's y Km's de las carreteras de Castellón y Teruel (de los 60), de día y de noche, con frío y calor, y frecuenteme nte con averías que siempre resolvía (algún día hablaré de él en este bloc, cuando encuentre las palabras adecuadas, que aún no tengo). Mi padrino Carlos, que venía a visitarme desde Orpesa impecableme nte vestido de cuero con su impresionan te Sanglash 350 totalmente negra y superequipa da, parabrís, alforjas, defensas... Y Manolo Sifre, sobre el que quiero hablar hoy.
 Manolo apareció por Castellón desde su pueblo de la sierra para abrirse camino en la vida y cumplir su sueño; fue alumno y amigo de mi padre, durante años, carrera, oposiciones, licenciatur a. Y siempre compartiend o una de sus aficiónes comunes, la moto. Mis primeros recuerdos son de una impecable Ducati 125 Ts, azul y plata, que sonaba como un reloj suizo, y siempre perfecta, más tarde una Ducati 250 de Luxe, una Road 350, era un "ducatista" convencido y fiel como nadie. 

 Cuando en los 70 se pillaron coche todos los que, por necesidad, habían llevado moto, él, siguió fiel a su afición y a sus máquinas, y todos los veranos, TODOS, encontraba un día para coger su moto, visitar y charlar con su maestro. En una de esas visitas, cuando salí para ver su Ducati, era una Ducati, pero ¡una increíble 750 GT!, situaos a mediados los 70, ... aquello era un sueño, y más cuando me dijo: 
-"¡Cógela y sal a carretera con ella!, que ya tienes carnet"
¡Menuda tarde pasé!, compararla con mi Bultaco era pecado, muchos Cv's, freno de disco, arranque eléctrico, bicilíndrica y 750 cc. y enorme y compacta ... casi nada; os aseguro que fue una de mis mejores tardes, una tarde que nunca olvidaré.

 En el verano del 2009, volvió como siempre, pero se encontró con la sorpresa de que su maestro, ya no estaba; mi madre me llamó a casa, cogí la Drag y me fuí a verlo al momento. Después de charlar sobre lo inevitable, se subió en mi 1100, la tanteó, la cubrió de halagos y virtudes y me felicitó. Me dijo que seguía con la afición, tenía una Suzuki 400 mono en Castellón, y una Yamaha XT para cuando subía al pueblo ... disfrutaba de su jubilación, y me habló de los "pepinos" RR de sus hijos. Cuando ya nos despedimos, se volvió hacia mí y me dejó helado: 

-"Javi, ¿quieres la 750?, te la regalo, ya no la llevo, y funciona, mis hijos no la quieren, y tú tienes afición y te conozco de siempre. ¡Anda, baja a Castellón a por ella y para tí...! Te aseguro que no se la daría a nadie"
 

 No le respondí, si traigo otra moto a casa, aunque sea esa joya clásica, tendré que pillar la tienda de campaña para dormir, seguro. Pero gracias Manolo, para mí siempre DON MANUEL.
(En este relato no hay nada de fantástico, todo es real 100%)