domingo, 9 de septiembre de 2012

25 aniversario

Ir a Pingüinos aquel año fue casi casi improvisado, esa semana, el lunes, Toño vino a casa a recoger unos trastos de la koncentra de noviembre que habían ido a parar a mi garaje por error, cuando estuvo arreglado el tema fumamos un cigarrito y charlamos:
-¿Te vas a Pingüinos esta semana...? Recuerdo que me dijiste que habías reservado un hostal junto a Boecillo ¿no?
-¡Claro!,he decidido no volver a Pingüinos e ir este año por última vez, tengo que buscar otras invernales que no conozco. Oye, podías venir, ¡venga Javi!, "pensat i fet" aún tienes cuatro días para hacerte a la idea.
-No sé tío, sigo con la reserva de la Virago averiada, será un coñazo ir de gasolinera en gasolinera repostando con solo trece litros válidos. Y luego ¿que?, vosotros dos os largáis al hostal y me dejáis a mí en la koncentra, porque desde luego que voy para quedarme en tienda, ya me conoces.
-No pongas excusas, va a venir un colega del Big Twin de Castellón, también en tienda, y Mari, José Peñas, Juanito y los gemelos, gente que conoces tú más que yo y desde hace más tiempo, y tú no tienes pegas para relacionarte con los que te rodeen, seguro que como siempre harás amig@s el primer día. Y otra razón más importante, hemos de llevar una antorcha por Juan ... (aún no hacía un año que Juan Peñas nos había dejado en una curva, en una ruta en la íbamos nosotros, yo tras a él).
-Vale, mañana te llamo y te digo lo que decida.

Y después de una breve reflexión, un día de pocas (muy pocas) palabras con Teresa, y un par de días más de preparativos, me ví detrás de la HD Softail de Toño camino de Valladolid, en una madrugada fría (de las más que recuerdo), hasta el extremo de ir gritando por el dolor del frío intenso con mi Virago cubierta por una fina capa de hielo (igual que nosotros) que nos traía una niebla densa y helada  que obligaba a ir con la visera del casco alzada en el tramo de Requena hasta Graja de Iniesta (autovía Valencia-Madrid) en cuya gasolinera hubo que parar a riesgo de acabar congelados hasta la médula; no hay protección que resista nueve grados bajo cero durante muchos kilómetros, el frío va cruzando poco a poco todas las capas de la vestimenta hasta que te llega al cuerpo como auténticos cuchillos.
 Llegamos a Boecillo después de un viaje tranquilo, solo complicado aquella madrugada por el frío; buscamos una buena ubicación para acampar, lejos de las carpas y la plaza  y apartados de las sendas que cruzaban la acampada, recogimos leña y prendimos nuestra hoguera, montamos la tienda y ocupé con la Virago la parcela contigua para guardar sitio al colega que tenía que hacerme compañía, Miguel (José Miguel), igual que Toño, del HD Club de Castellón por aquel entonces y que había salido unas horas más tarde de Borriana. A las 21 h. nos llamó, se estaba registrando, nos encontró fácil y montó su tienda junto a mí, y tras las presentaciones y la faena de instalación fuimos a cenar con nuestros tickets los cuatro, Miguel, Toño & Marisa, y yo. Ya pasadas las 00 h., la pareja se fue al hostal y me quedé a solas con Miguel.
Miguel en Pingüinos 2006
Era un hombre sencillo, poco hablador, muy observador, metódico, prudente y previsor, pero muy asequible en el trato y pronto callejeábamos juntos como viejos amigos y charlábamos animadamente de lo divino y humano ... la hermandad biker, lo intangible existe y es lo que la hace real.
 Aquella noche cumplimos los rituales propios de la ocasión, visita a todas las carpas de la koncentra, paseos interminables e inspección de todo el recinto y sus motos, salida al pueblo de Boecillo con visita a su plaza y sus carpas y al tramo acotado para motos y quads, en el que se aplaudían y celebraban las cabriolas, accidentes e imprudencias de los más atrevidos, con nuestras obligadas cervezas en cada "estación" y los cuba-libres finales previos al retiro nocturno. Cuando no pudo más, me dejó haciendo amistad junto a la hoguera con nuestros vecinos, unos gallegos veteranos de mil batallas en Pingüinos y unos chavales de Salamanca, yo no voy a las koncentras a dormir, para eso me quedo en casa que se está más confortable, prefiero "desfasar" y vivir a tope tres días aunque luego me cueste otros tres recuperarme en la vida real. Al día siguiente, encuentro con la familia Peñas-Ibáñez, pingüineros de siempre, ruta multitudinaria a Valladolid, comida y vuelta a vivir una invernal, hogueras (son como estaciones de servicio para coger calorías), pasear entre miles de motos y moter@s, visita a las carpas de Boecillo, cena y procesión de antorchas y larga noche en la que mejor no entrar en detalles, el que quiera detalles de una juerga motera lo tiene fácil, para entrar no hace falta moto, la moto es para viajar hasta ella y volver, es el objeto de toda la cuestión. El domingo recogida de "enseres" varios y salida hacia casa, con menos frío que a la ida por suerte y fin de tres días de Pingüinos 2006, 25º aniversario. Un año más duró la koncentra en aquel maravilloso y adecuado entorno de Boecillo, volví al año siguiente ya con los Star Riders, y volvió a ser majestuosa, diferente pero muy buena; dos años después viajamos a Simancas ... y ya no he vuelto, la confusión, los errores de organización, el nulo espíritu biker, el barro que lo invadió todo, la leña ya no era de pino eran recortes de paléts; cambié mi punto de mira de invernal por Tordesillas y Motauros y años después recordé Boecillo en esta koncentra en la que sentí lo mismo que había sentido allí, sentirme motorista, buena organización y respeto por el que viaja en enero con su moto, colas soportables, ambiente de unidad en la carpa (única), en fin, nada se pierde si solo cambia de lugar, y sé que tengo una excelente invernal a mano.
 Durante cierto tiempo seguí en contacto con Miguel, intercambiamos fotos e incluso rodamos pocos días después quedando bloqueados por la ventisca y la nieve en la gasolinera de Bejís, en plena sierra del Toro, en una ruta que hubo que modificar pero que quedó muy bien al final y con aventura para contar. Hace un par de años hablé por Tf. con él, había dejado su HD Softail por una BMW trail y había cambiado su ambiente cústom del HDC por el de la ruta "pura y dura" y el turismo en moto. Algo me dice que volveremos a cruzar nuestros caminos moteros, no sé cuando, pero volveremos a rodar juntos, es algo que me ha ocurrido ya muchas veces. Me alegro de haberte conocido, que tengas suerte y buena ruta compañero.


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