miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Distancia no cuenta.

 El fin de semana pasado, tuvimos a Rakel y a l'Avi en nuestra casa, hacía tiempo que andábamos buscando fechas adecuadas a tod@s para vernos y que bajaran a Javilandia. La cosa salió francamente bien, aunque habría que preguntarles a ellos dos para asegurarlo, pero personalmente pienso que la experiencia fue positiva. El sábado nos reunimos con Hal9000, Olga y Samaruc para cenar y corrernos una juerga en toda regla, el domingo Olga y Hal vinieron a casa y commos todos juntos, con mis hijos incluídos. Teresa y yo ya habíamos estado ya en la de l'Avi y Rakel este verano, disfrutando de una hospitalidad de 10 sobre 10; en casa de Samaruc también he tenido la suerte de estar, así como en la de Hal9000, en donde he disfrutado de larguísimas veladas. Y todo ello me hace reflexionar sobre la amistad entre motoristas, algo más difícil de mantener de lo que parece a simple vista, a pesar de la siempre alabada "hermandad biker" y la tan famosa camaradería entre moter@s.
Pero me dí cuenta de que por muy mal que vayan las cosas (tal y como ocurre en nuestro triste y depauperado país) sigo teniendo amig@s, y sé de su lealtad, esa lealtad que es el mejor síntoma de una amistad positiva. Las motos nos llevan a muchos sitios y nos hacen tener amig@s aquí y allá, pero esa misma distancia que hemos recorrido para encontrarlos se convierte en un obstáculo a la hora de mantener la relación; pensadlo un momento y veréis la cantidad de amig@s que os ha dado la moto y con l@s cuales habéis perdido el contacto y la relación, y no necesariamente por desavenencias o problemas, simplemente porque vuestra vida os lleva por rutas diferentes. “Dicen que la distancia es el olvido” reza la canción, no tiene por qué ser así, pero pasa muy a menudo. Por eso cuando sin casi haberlo planificado has compartido un fin de semana con amig@s con solera de años, rutas y vivencias de todo tipo, la sensaciones son de lo más grato, te sientes pleno, con paz interior, satisfecho, porque han pasado los años y aprecias lo bueno y lo no tan bueno del/la otr@, sus virtudes y defectos te han enriquecido, su lealtad, su visión diferente de las cosas y la vida, te sirven igualmente, porque un/a verdader@ amig@ te quiere, tiene capacidad para entender y compartir tus problemas, sabe de tus sentimientos, tus alegrías, tus emociones … y no hace con ellas juicios de valor, no puede ser un/a buen/a amig@ quien te obliga a elegir, el respeto debe estar por encima de todo. Con tus verdader@s amig@s todo lo positivo se engrandece y lo negativo resulta más llevadero.
 Normalmente, en una amistad, disfrutamos con mucha frecuencia de la presencia del/la amig@, pero el mundo de las motos es más exigente, no podemos frecuentar a quien se halla a muchos kilómetros de nosotros, la distancia impone su peaje, y por ello, es más satisfactorio el encuentro y la convivencia breve, intensa pero irremediable, siempre hay que volver a montar y volver a la vida real, porque igual que en otros aspectos la amistad que da la motocicleta es un mundo hecho de sueños, de locura, de contradiciones, de emociones intensas, pero aparentemente breve, sí, sólo aparentemente, porque la solidez que en muchas ocasiones tiene, ignora la distancia física, y la sustituye por la cercanía del cariño y el aprecio.

Cuando os separéis de vuestro amigo,
no os aflijáis, pues lo que amáis en él
puede tornarse más claro en su ausencia,
como para el alpinista puede tornarse la montaña más clara
vista desde la planicie
                                                (Kalil Gibrán)

Gracias por este finde, Samaruc, Olga, Hal9000, Rakel, l’Avi, porque seguimos junt@s con el paso de los años, en la carretera, en una buena mesa, en una noche de juerga … en nuestro pueblo … en nuestra casa. GRACIAS CON MAYÚSCULAS porque el tiempo mejora nuestra amistad y la distancia no cuenta.

"En la moto viaja el cariño" (Carrizo,Asturias)